Ayudar a superar la tragedia

Todos nos hemos visto conmovidos por las gravísimas consecuencias que la fatídica Dana del 29 de octubre tuvo en distintos lugares de España, principalmente en la provincia de Valencia. No es la primera vez que se producen riadas, desbordamientos e inundaciones causados por las fuertes lluvias, pero sobrecoge ser testigo en el siglo XXI en la vulnerabilidad de personas y bienes ante la fuerza destructiva que la naturaleza pueda concentrar en muy poco tiempo y en zonas tan amplias. Nunca antes habíamos sido testigos de tanta destrucción, simbolizada en los miles de coches arrastrados por la fuerza irresistible de las lenguas de agua y lodo.

Tiempo habrá de sacar lecciones de esta terrible tragedia, que se ha cobrado más de 200 víctimas mortales. Hay mucho que pensar y analizar sobre mecanismos de prevención y alerta, coordinación de emergencias, mantenimiento de infraestructuras y espacios naturales, edificabilidad en terrenos inundables, lucha contra el cambio climático… Son muchas las lecciones a extraer, para que, ante catástrofes similares que puedan ocurrir en el futuro, la capacidad de respuesta, y las consecuencias fatídicas, sean muy diferentes.

Como ocurre tantas veces en la adversidad, también ha servido para comprobar que en los peores momentos es posible ver lo mejor del ser humano. Fue conmovedor presenciar la respuesta ciudadana, facilitando ayuda de todo tipo en los primeros momentos cuando se necesitaba lo más básico como alimentos, agua, ropa y medicinas, y la solidaridad de los voluntarios que acudieron en masa en ayuda de los afectados.

En lo que respeta a la Procura, se ha vuelto a mostrar que actúa como una gran familia. Sus instituciones han reaccionado para facilitar la ayuda inmediata a todos los colegiados y colegiadas que han sufrido daños en sus despachos, viviendas y medios de trabajo, con el fin de que puedan reincorporarse a la actividad profesional lo más rápido posible y recuperen todo lo que el agua se ha llevado. Afortunadamente, no hay que contar ninguna víctima mortal entre los miembros del colectivo.

Son muchas las ganas de colaborar de los colegios, consejos autonómicos y compañeros de toda España en las tareas de reconstrucción. Para ello, tanto el Consejo General como el Colegio de Valencia han abierto el camino con sus donaciones y habilitado sendas cuentas bancarias para canalizar la ayuda, de modo que pueda llegar directamente a los profesionales afectados. También se acordaron las iniciativas necesarias para evitar daños procesales, solicitando la suspensión de señalamientos en los partidos judiciales afectados o la suspensión de plazos.

 «La Procura ha vuelto a mostrar que actúa como
una gran familia. Sus instituciones
han reaccionado para facilitar ayuda
inmediata a todos los colegiados y
colegiadas que han sufrido daños»

La vuelta a la normalidad total durará meses o años, por eso hay que ser consistentes en la ayuda a lo largo del tiempo. A buen seguro que con el esfuerzo de todos, y la tenacidad de los más directamente afectados, las localidades que han sufrido el zarpazo del agua incontrolada superarán una dura prueba que quedará como un recuerdo imborrable del pasado.

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